La lactancia materna es la
alimentación con leche
del seno materno. El
cuidado adecuado de los pezones, la frecuencia apropiada de amamantamiento y
otras medidas, pueden evitar muchos de los problemas comunes de la lactancia
materna.
Cuidado de los pezones:
En la
mayoría de las mujeres, los pechos tienen pezones que sobresalen ligeramente
cuando están en reposo y se ponen erectos cuando son estimulados, como sucede
con el frío. Durante el embarazo, el pezón y el área pigmentada alrededor de
éste (areola) se vuelven más gruesos, preparándose para el amamantamiento. Las
glándulas pequeñas (glándulas de Montgomery) de la areola se vuelven más
visibles. Éstas contienen un lubricante para evitar que el pezón y la areola se
sequen, agrieten o infecten. Los jabones y lavar o secar duro los pechos y los
pezones, puede provocar que éstos se resequen y agrieten y, por lo tanto, debe
evitar hacerlo. Algunos expertos recomiendan dejar leche en el pezón después de
amamantar y permitir que ésta se seque y le sirva de protección. Es importante
mantener secos los pezones entre comidas para evitar que se agrieten e
infecten.
La posición del bebé:
Para
amamantar con comodidad, es necesario colocar al bebé en una posición correcta.
Hay algunas guías para ayudarle a desarrollar su propia técnica. También puede
ayudarle el observar a otra madre cuando esté amamantando o practicar con una
que tenga experiencia. La clave es sostener la cabeza, el cuello y la espalda
del bebé en línea recta, con su pecho enfrentado al de la madre. Para
comprender porqué, mire por sobre su hombro y trate de tragar al mismo tiempo.
Notará que no es precisamente cómodo. Si su bebé está sobre sus faldas y tiene
que girar su cabeza para alcanzar a su pecho, no puede tragar de manera
adecuada.
- Agarre tipo cuna Siéntese en una silla cómoda y si es
posible, con brazos. Ponga a su bebé sobre su abdomen, barriga con
barriga. La cabeza del bebé debe estar recostada en la curva de su brazo y
de cara hacia su pecho. Las rodillas del bebé deben estar por debajo de su
otro pecho. La cabeza, espalda y piernas del niño deben estar en línea
recta. Se puede mantener esta posición todo el tiempo que dure el
amamantamiento. Si le empieza a doler el pezón mientras está amamantando,
revise si su bebé se ha resbalado y si las rodillas están colocándose en
dirección al techo en lugar de permanecer a su costado.
- Agarre tipo pelota de fútbol
americano Recueste
la parte posterior de la cabeza de su bebé en su mano, con el cuerpo bajo
su pecho y hacia el codo. Coloque una almohada bajo su codo para que le
ayude a sostener al bebé por el trasero. Utilice su otra mano para
sostener su pecho. Esta posición le permite controlar la cabeza del bebé y
le asegura una buena posición para succionar.
- Posición lateral Acuéstese de lado con su cabeza apoyada
en su brazo. Su bebé puede acostarse a su lado, con la cabeza hacia su
pecho. Acerque cómodamente al bebé y colóquele una almohada detrás, para
apoyarlo.
En raras
ocasiones, un bebé puede tener trastornos de succión que tengan que ser
evaluados por un doctor. Un especialista certificado en lactancia materna puede
ser de gran ayuda para enseñarle a un bebé cómo amamantarse. Si su médico u
hospital local no la pueden remitir a un especialista en lactancia materna,
llame a ILCA al (708) 260-8874.
Frecuencia con que amamantar:
Por lo
general, la mayoría de los bebés se amamantan cada 1 ó 2 horas durante las
primeras semanas. La leche materna se digiere más rápidamente que la de
fórmula, por lo que es necesario amamantarlo con más frecuencia. Aunque no pueda
medir la cantidad de leche que su bebé toma, usted puede saber si se ha
alimentado lo suficiente cuando: el bebé se amamanta cada 2-3 horas, moja de 6
a 8 pañales al día y está aumentando de peso en forma adecuada (1 libra por
mes). La frecuencia de la alimentación disminuye con la edad, ya que el bebé
puede tomar más leche cada vez que se alimenta. Así que no se desanime;
finalmente usted podrá hacer más que dormir y amamantar!
Alimentación nocturna:
Durante
el embarazo, su bebé se alimentaba de manera continua y no sabía lo que era el
hambre. Después del nacimiento, los bebés necesitan ser alimentados con
frecuencia. Durante las primeras semanas, su bebé querrá alimentarse a toda
hora. Esto es normal. Para algunas madres, acostar por la noche al bebé en su
cama o colocar un bacinete a su alcance, les permite satisfacer las necesidades
del niño, desvelándose poco. Otras madres prefieren mantener al bebé en una
habitación separada y tener una silla cómoda allí. Se cuentan "historias
de horror" sobre padres que se dan vuelta sobre los bebés y los asfixian
mientras duermen. Por lo general, estos sucesos han ocurrido solamente cuando
la persona encargada de cuidar al bebé estaba bajo la influencia del alcohol o
de medicamentos que interfieren su sueño. Si usted elige compartir la cama,
puede tomar medidas para que sea lo más seguro posible. Mantenga la cama
alejada de las paredes a ambos lados para evitar quedar atrapada y evite las
mantas, duvets o almohadas pesadas.
No duerma
con su bebé en camas de agua, sillones o divanes. Como en el caso de bebés que
duermen en cunas, siempre coloque a su bebé sobre su espalda para dormir. Si
usted prefiere compartir la cama, puede tomar medidas para que sea tan seguro
como sea posible. Mantenga la cama alejada de las paredes a ambos lados para
evitar encierros y evite las mantas, duvets o almohadas pesadas. No duerma con
su bebé en camas de agua, sillones o sillones para dormir. Como ocurre con los
bebés que duermen en cunas, coloque al bebé sobre su espalda para dormir.
Si usted
regresa a trabajar, no se sorprenda si su bebé quiere amamantarse con más
frecuencia durante la noche. Si no logra dormir bien con su bebé en su cama,
podrá darse cuenta que con mantenerlo en la misma habitación o en una lo
bastante cerca para oírlo, es suficiente. Si decide dormir con su bebé, tenga
cuidado con el síndrome de biberón. Este ocurre cuando se permite a los bebés
alimentarse del pechode la madre toda la noche, lo mismo sucede cuando los
bebés toman biberón toda la noche.
Suministro de leche:
Algunas
madres dejan de amamantar durante los primeros días o semanas porque sienten
que no están produciendo suficiente leche. Unas pocas semanas después del
nacimiento, sus senos pueden parecer menos llenos. Esto no se debe a que estén
produciendo menos lecho: en cambio, significa que sus senos se han habituado a
producir leche y el tejido circundante es menos dilatado. Puede parecer también
como si su bebé estuviera siempre con hambre. Usted no puede medir la cantidad
de leche que su bebé toma, así que probablemente se preocupe de que no esté
produciendo suficiente leche. En realidad, la necesidad cada vez mayor de su
bebé de amamantarse, le manda señales a su cuerpo para producir más leche. Esta
es una forma natural en que su cuerpo determina la cantidad de leche que el
bebé necesita y brindar el suficiente suministro de leche.
Las
primeras semanas pueden ser difíciles y frustrantes para usted, pero no se dé
por vencida. Si puede resistirse a complementar la dieta de su bebé con
fórmulas durante las primeras cuatro a seis semanas, su cuerpo responderá de
manera apropiada y producirá suficiente leche. Complementar la dieta de su bebé
con fórmulas, solamente engañará a su cuerpo, haciéndole creer que el
suministro actual de leche es suficiente.
Confusión pezón-chupón:
El pecho
y el pezón de la mujer son muy diferentes al biberón y su chupón. Piense en
cómo bebe de un vaso y cómo lo hace de una pajita o popote: son habilidades
totalmente distintas. Un bebé tiene que aprender a adaptarse al tipo de chupón
que va a utilizar. Un chupón de hule (de un biberón o un chupete), puede crear
confusión en el bebé y hacer que el amamantamiento sea más difícil,
especialmente durante los primeros dos meses. Transcurrido este tiempo, el
suministro de leche ya estará bien establecido, ambos se sentirán cómodos con
la técnica y rutina del amamantamiento y el uso esporádico de un chupón de hule
provocará menos confusión en el bebé
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